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Textos de Patricia Bentancur y Alejandro Cesarco. Entrevistas a González Torres, de Tim Roolins (Nueva York, 1993) y de Robert Nickas (Nueva York, publicada originalmente en "Flash Art"). Biografía seleccionada. Selección de exposiciones unipersonales y colectivas. Bibliografía. Montevideo, 2000. 56 páginas.
13 de Dic, 2000 – 18 de Feb, 2001
El miércoles 13 de diciembre, se inauguró en el Museo Nacional de Artes Visuales del Ministerio de Educación y Cultura, la muestra de Felix Gonzalez-Torres, con los auspicios de la Embajada de España y de la Agencia Española de Cooperación Internacional.
La exposición, que permanecerá abierta para el público hasta el 31 de enero de 2001, mostrará la obra de este artista nacido en Cuba en 1957 y fallecido de sida en Estados Unidos en 1996, que obtuviera premios de gran significación y presentara sus obras en los más importantes centros internacionales de arte, como, por ejemplo, en el Museo de Arte Moderno de París, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en el Museo Solomon R. Guggenheim de esa misma ciudad, etc.
Participante del llamado arte conceptual, el propio Gonzalez-Torres declaró que de no haber leído a Benjamin, a Barthes, a Foucault, a Borges, etc., seguramente no hubiera podido realizar ciertas piezas o llegar a determinadas posiciones, ya que los ensayos escritos por esos autores le dieron libertad para "ver". Otra de las importantes referencias por él señalada, tampoco se encuentra en las artes visuales propiamente dichas sino en el teatro. En efecto, Bertold Brecht y su teoría del distanciamiento lo sedujeron tanto que para Gonzalez-Torres es fundamental que el espectador -como frente a una pieza teatral del dramaturgo alemán- se diga "esto no es la vida, es tan solo una obra de arte". Que, una vez recibida la información, se sienta desafiado intelectualmente, que comprenda que ha vivido una experiencia pensante.
Mientras los artistas pugnaban por obtener espacios en la pared y el piso permanecía libre, alrededor de 1989 Gonzalez-Torres optó por utilizar ese espacio marginal y realizó sus primeros stacks, proponiéndose armar una exposición que desapareciera completamente. Cualquiera que entrara al lugar en el que se encontraba la muestra podía llevarse una parte de su trabajo. En la Bienal de Whitney (1991), la gente le preguntaba a los guardias si era cierto que podían llevarse un pedazo de papel del stack. De todos modos, con los stacks alguien puede llevarse una hoja de la galería, enrollarla y "obtener la obra", pero no tiene forma de llevársela toda. Es portátil, pero inamovible.
Las obras tituladas "Lover Boys" son pilas de caramelos basadas en el peso de los cuerpos. Gonzalez-Torres usó su propio peso y el de Ross, su amigo íntimo. Tal como dijo Robert Nickas, crítico de arte y curador residente en Nueva York, fue probablemente "el primer artista que hizo que los que observaban pusieran parte de una obra en sus bocas y la chuparan".
Las piezas de Gonzalez-Torres son indestructibles, en tanto pueden ser duplicadas indefinidamente. Siempre van a existir porque, en realidad, no existen o no necesitan existir todo el tiempo. En general, eran preparadas para exposiciones concretas y a veces en distintos lugares al mismo tiempo. Al fin y al cabo, no hay un original, sólo un único certificado de autenticidad. Para él, era fundamental llegar con una pieza hasta las últimas consecuencias, investigar nuevas nociones de instalación, producción y originalidad. Tal como Gonzalez-Torres lo expresó, sus obras necesitan la interacción del espectador. Sin el público, ellas no son nada.