Obra de 1930 que rinde tributo al escultor Felipe Pedro Menini, quien fue profesor de escultura de Zorrilla en el Círculo de Bellas Artes de Montevideo, (institución de la que Menini también fue cofundador). El Maestro, como la mayoría de los artistas de su generación, se formó en el Viejo Mundo, más precisamente en la Real Academia Albertina de Turín y en la Real Academia de Brera en Milán.
En esta pieza Zorrilla retrata a su maestro con notoria precisión de facciones, prima la actitud reflexiva, concentrada, con prescindencia del espectador. Resalta un tratamiento en "escamas" del abrigo, generando apetecibles sensaciones plásticas. La obra se diluye en detalles hacia su base donde Zorrilla opta por un tratamiento abocetado.