La obra artística de Espínola tiene una gran versatilidad de medios técnicos: dibujos, producción gráfica, pictórica e incluso la ambientación del Palacio Estévez.
El retrato «El gordo Améndola» forma parte de una ambiciosa serie que Espínola proyectaba realizar. Sólo dos se conservan en lugares públicos, uno perteneciente al Museo Blanes y éste de la colección del MNAV.
En esta composición adoptó una paleta de negros, grises y blancos en un empleo reduccionista del color. Se destaca por una fuerte texturación; el abundante óleo forma encrestamientos que generan luces y sombras sobre sí mismas, por lo que la composición se vuelve compleja y enriquecida.
Guiscardo Améndola fue artista y contertulio de Espínola Gómez, por algunos rasgos socarrones de la obra y por el hecho de ser el retrato de colega cercano, podría inferirse una intención especular.