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Oswaldo Viteri (1931) desarrolla una primera etapa de abstracción expresionista, en los años cincuenta y sesenta. En él se conjuga un paradigma del mestizaje latinoamericano: antepasados vascos del 1600 con sus raíces indígenas. Admirador de Jackson Pollok, representante de la primera vanguardia de origen norteamericano. Se acerca también al informalismo matérico de Alberto Burri y del español Antonio Tapies. Investiga el arte povera o arte pobre para describir el trabajo de una joven generación de artistas de su país que utilizaban materiales simples y ?pobres? para invertir el modo tradicional del ?high art?o arte culto. A fines de los sesenta Viteri vincula estas tendencias con una búsqueda antropológica que lo lleva a desarrollar sus series de ensamblajes, muñecos de trapo, casullas y arpilleras. Los ubica como hombrecitos y mujercitas que conforman multitudes abigarradas."Con la curaduría de Carlos Sallaberry y la fotografía de Sara Facio. Auspiciada por Impsat Think>Ahead, Montevideo, noviembre de 2003, 19 páginas.
11 de Nov, 2003 – 06 de Dic, 2003
El 11 de noviembre de 2003, se inauguró en el Museo Nacional de Artes Visuales la muestra del artista plástico Oswaldo Viteri (Ecuador, 1931).
Viteri vincula sus reflexiones técnicas y estéticas a varias modalidades plásticas: la escuela de Jackson Pollok, el informalismo matérico, como también el arte povera. Esas tendencias son vinculadas con una creciente búsqueda antropológica, naciendo así sus ensamblajes.
Incorpora de esta forma telas de arpillera, muñecos realizados por artesanos locales, boletos, etiquetas, prospectos, fragmentos de periódicos, formando collages donde se entretejen imágenes geométricas, precolombinas, barrocas, pobladas de personajes.
Viteri conjuga abstracción e informalismo, con una preocupación singular: la herencia cultural y la recuperación de la memoria colectiva andina.
"Con todo esto Viteri logra un clima visual inconfundiblemente latinoamericano, o mejor dicho indoamericano. Sus multitudes no son ni europeas, ni africanas, ni asiáticas, tienen su propia ascendencia y su propia historia, con resabios muy antiguos y girones de ceremonias eclesiásticas. El conjunto se ofrece como una marcha de la humanidad de este continente, marcha multitudinaria siempre, a veces dolorosa, a veces demasiado silente o demasiado anónima. En los cuadros hechos, sólo con pintura y arpilleras, sin las muñequitas, pareciera que la marcha ha pasado ya o está por llegar. Con este ciclo, pleno de originalidad, Viteri se ubica como un talento sobresaliente del nuevo humanismo en la plástica"
Raquel Tibol
"Proceso" Seminario de Información y Análisis
México, Mayo 23, 1998
"(...)En varios viajes a Ecuador he tenido la ocasión de estudiar detenidamente su obra, he escrito a menudo sobre ella y he presentado algunas de sus exposiciones en Iberoamérica y en Europa. Domina a la perfección su oficio y hay en todo cuanto realiza una adecuación enteramente idónea entre procedimiento, factura, ritmo e imagen. Precisamente la soltura de sus ritmos - no necesariamente lineales - y su euritmia, constituyen uno de los elementos compositivos y expresivos más importantes en la labor de Viteri como pintor, como esculto-pintor y como escultor. Cada etapa suya surge sin solución de continuidad a partir de la precedente, lo que prueba la coherencia de su evolución. Una vez resuelto un problema, lo abandona y se plantea otro nuevo, pero sin abandonar aquellos en los que sigue habiendo un camino abierto En su más conocida etapa (la que incorpora muñecos populares en aglomeraciones muy emotivas a la base pintada de sus cuadros) hay una síntesis sin precedentes entre la herencia del arte popular americano de los tiempos virreinales (sobre todo el del siglo XVIII) y la más avanzada pintura abstracta de inspiración concretista. La calidad de su ejecución es comparable a la de los grandes maestros de la materia del tipo de Tapies o Fautrier, pero con menor densidad y menos elementos gestuales"
Carlos Arean
Miembro numerorio de la Asociación de Críticos de Arte Ex Director - Fundador del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, España 1981