Una serie de paisajes realizados por Cuneo en Treinta y Tres, fechados hacia 1913, ya exhiben amplias superficies de planos de color. Sin embargo, este paisaje específicamente, puede considerarse introductorio de lo que se denominará la modalidad planista. En 1917 estudia en la Grande Chaumiere de París, y se interesa en la pintura de Cézanne y Gauguin. Regresa al año siguiente y da comienzo a su etapa de pintura planista realizando una serie de retratos y paisajes de la ciudad de Melo. La Aguada es un paisaje de equilibrios entre una tendencia de acentuada horizontalidad, verticales conformadas por árboles macizos y sus copas muestran extremos recortados con acentos geométricos. Cuneo admiraba a Figari y su concepción de registrar el paisaje nativo. A partir de 1930 pasa temporadas en Florida y en Melo y comienza la serie de ranchos, lunas y acuarelas del campo uruguayo. En 1932 le escribe a Figari su decisión de consagrarse al paisaje nacional, tarea que había iniciado años antes.